Si nos ponemos a pensar como sería estar con alguien para toda la vida,
estaríamos cayendo en un frágil y superficial cuento de hadas.
El común denominador de todos, el preciado príncipe azul, el sujeto
perfecto con el que todas sueñan. Ése hombrecito de traje que te protegerá de todo lo que pueda suceder.
La alegría, la emoción, el soñar que allá, en un rincón aparentemente
no muy lejano, estará él esperándote para hacerte feliz, porqué esperanzarse en
algo tan trivial sacado de un cuento de hadas.
No sería más emocionante y real conocer a alguien y aprender, crecer con
esa persona, conocer sus defectos y virtudes y complementarse el uno con el
otro.
Que importa si no es perfecto, que importa si no es un cuento, lo que
importa es que es real y verdadero.
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